Ante la situación excepcional creada por la pandemia del COVID-19, el Ararteko reafirma la necesidad de seguir garantizando los derechos fundamentales y la dignidad de las personas, especiala dignidad de las personas, especialmente de las más vulnerables.

Reconoce, también, el encomiable esfuerzo que llevan a cabo las administraciones públicas vascas y sus profesionales, y agradece la resistencia, la solidaridad y el espíritu cívico de toda la ciudadanía vasca

Pasadas ya tres semanas desde que se decretara el estado de emergencia en Euskadi y el estado de alarma en España con motivo de la alarma sanitaria generada por la extensión de la pandemia del Coronavirus-Covid 19, el Ararteko quiere, en primer lugar, expresar su reconocimiento más profundo a la inmensa mayoría de la sociedad vasca que permanece confinada en sus casas. Se trata de actos de enorme civismo y solidaridad humana. El Ararteko quiere agradecer, especialmente, a todo el voluntariado que de manera extraordinaria se ha movilizado en Euskadi para ayudar en esta difícil situación a quienes más lo necesitan.

La crisis sanitaria que estamos viviendo en buena parte del mundo ha impuesto restricciones de libertades sin precedentes incluso en sociedades democráticas y libres como la nuestra. Nuestra población las está acatando con un loable espíritu de resistencia, por el bien propio y el de toda la comunidad. Las administraciones vascas, y en especial las personas que prestan sus servicios en el ámbito sanitario, servicios sociales, seguridad pero también en otros sectores que aseguran servicios esenciales para toda la comunidad, están demostrando un altísimo nivel de compromiso humano, una enorme profesionalidad y una gran capacidad de reacción frente a un fenómeno imprevisto de esta magnitud. Están demostrando capacidad para adaptar los modos de trabajo y de organización de los servicios a los requerimientos extraordinarios generados por esta situación, con una neta vocación de servicio público y de atención al interés general, como prioridad absoluta en su labor.

En estos momentos tan difíciles, el Ararteko quiere subrayar que permanece a disposición de la ciudadanía, como garante y defensor de los derechos de las personas, y se mantiene en todo momento atento al sufrimiento de aquellas personas que puedan estar en situaciones más vulnerables. La institución del Ararteko, como el resto, ha adaptado su forma de trabajar durante el confinamiento, pero continúa disponible para la ciudadanía a través de los canales no presenciales (telefónico y electrónico). Ahora bien, el Ararteko es conocedor del inmenso esfuerzo que están haciendo realizando en estos graves momentos muchos profesionales y administraciones públicas para intentar dar respuestas eficaces a los múltiples y variados desafíos que plantea la pandemia, y, en esa medida, ha decidido encauzar con la mesura necesaria los requerimientos a las autoridades vascas de manera que se pueda dar respuesta prioritaria a aquellas cuestiones de mayor gravedad o urgencia.

No obstante lo anterior, la institución del Ararteko cree necesario recordar especialmente a quienes más puedan estar sufriendo la actual situación de emergencia, ya sea por razón de su fragilidad o dependencia del cuidado de otras personas, por su especial vulnerabilidad física frente al virus, por el efecto que un confinamiento puede tener para su salud física o mental, o por la ausencia de condiciones materiales y personales donde permanecer a resguardo. Las personas mayores, las mujeres víctimas de violencia machista y sus hijos e hijas, los niños y niñas víctimas de abusos, las personas con discapacidad, en situación de dependencia o las personas que padecen otras enfermedades, ya sean físicas o mentales, las personas sin hogar, las personas que viven y trabajan en recursos residenciales o aquellas que están en prisión; todas ellas merecen ahora nuestra especial atención, porque el ejercicio y disfrute de sus derechos básicos se ven fragilizados por las circunstancias extraordinarias que estamos viviendo.

El Ararteko quiere reconocer de modo singular el esfuerzo especial que estamos pidiendo a nuestra infancia, y por supuesto, a nuestros mayores.

Los niños, niñas y adolescentes que permanecen en sus casas nos están dando un ejemplo de capacidad de adaptación y esfuerzo al renunciar temporalmente a esos bienes tan valiosos que son jugar y correr en libertad, dejarse sorprender por la naturaleza o abrazar a amigos y amigas. El aprendizaje de esta etapa singular deberá servirles para entender los valores humanos más profundos, entre otros el de solidaridad y el compromiso con el bien común.

El Ararteko debe hacer hincapié, en particular, en el alto impacto que esta pandemia está teniendo en nuestros mayores, tanto en aquellos que ven sus cuidados mermados o deben vivir en la soledad de sus hogares la ausencia de sus seres queridos que tanto necesitan, como muy especialmente aquellas personas mayores que viven en residencias, que han sido las principales víctimas de esta terrible pandemia. La fuerte incidencia sanitaria y social que este virus ha tenido en las personas mayores deberá, sin duda, incitar en el futuro inmediato a una reflexión serena y profunda sobre el modelo de cuidado que queremos para nuestros mayores. Esta institución considera que esta es ya una prioridad para nuestro sistema social y se emplaza a asumir también su propia contribución a esta reflexión en el transcurso del próximo curso de verano del Ararteko 2020, titulado "La soledad no buscada. Modelos de políticas públicas y compromiso de la ciudadanía".

Finalmente, teniendo en cuenta que estamos ante una pandemia mundial, el Ararteko desea acercar también a la sociedad civil y a las administraciones públicas vascas las observaciones y recomendaciones que diversos organismos internacionales han dirigido a la ciudadanía del mundo, recordando, de nuevo, la necesaria vigencia de los derechos humanos y de la dignidad de las personas a propósito de diferentes aspectos relativos a las medidas que los gobiernos de todo el mundo están adoptando para afrontar la pandemia.


Vitoria-Gasteiz, 8 de abril de 2020