Declaración Institucional del Ararteko con motivo del Día Mundial de las Personas Refugiadas

20 de junio de 2018 La solidaridad con las personas que huyen de conflictos bélicos o son perseguidas constituye el elemento de cohesión imprescindible en la construcción europea

Un año más el Ararteko vuelve a alzar su voz en este día para denunciar la imperiosa necesidad de cumplir los compromisos internacionales y el derecho internacional humanitario de protección a las personas refugiadas, especialmente a las más vulnerables.

No podemos quedar impasibles ante los dramas humanos que diariamente asolan a Europa. Estas tragedias nos remueven la conciencia, recordándonos que no cabe la defensa y protección de los valores y derechos humanos únicamente para las personas nacionales de los Estados miembros de la Unión Europea.

La extensión más allá de las fronteras de Europa de la defensa de los derechos humanos y de los derechos de las personas refugiadas es un imperativo, además de ético, de justicia material. En estos momentos de nuestra historia no nos podemos conformar con los sistemas de protección jurídica a nivel interno o regional. Según datos de ACNUR, el número de personas desplazadas aumenta año tras año. En la Unión Europea viven casi un millón de refugiados reconocidos. Representan el 5% de todos los que hay en el mundo y equivalen, únicamente, al 0,2% de la población de los 28 países.

Por ello, es urgente analizar, desde el prisma de la declaración universal de derechos humanos y del derecho internacional humanitario, las políticas internacionales de los diferentes agentes públicos, como son la Unión Europea o la OTAN y otros grupos de Estados, que dificultan el desarrollo sostenible de los pueblos, que es la base para una cultura de paz y de derechos humanos. Además, se deben cumplir los compromisos asumidos en la Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes, para lograr un reparto más equitativo de la carga y la responsabilidad de acoger y dar apoyo a las personas refugiadas, mediante la aprobación de un pacto mundial sobre refugiados en 2018.

El Ararteko aplaude las últimas decisiones políticas de acoger e integrar a las personas refugiadas. Estas posiciones deben ser motor de nuevos programas de solidaridad entre los Estados que conforman la Unión Europea, porque los derechos humanos, así como la solidaridad con las personas que huyen de conflictos bélicos o son perseguidas, constituyen el elemento de cohesión imprescindible en la construcción europea.

Vitoria-Gasteiz, 19 de junio de 2018