Declaración Institucional del Ararteko con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente

El paradigma de un nuevo modelo energético.

La energía es la fuente de progreso y de bienestar en nuestra sociedad. Sin el acceso a un suministro enérgico universal, seguro y a un costo asequible corremos el riesgo de poner en cuestión los grandes logros de la humanidad. Cómo y en qué condiciones obtenemos la energía es un asunto de vital importancia no solo desde una perspectiva económica sino también medioambiental y social. El derecho a una vivienda en condiciones dignas, el derecho al trabajo o el derecho a la educación pueden verse seriamente cercenados sin la garantía de un sistema de acceso a una energía suficiente y de calidad. Un consumo desaforado conlleva la destrucción de nuestros recursos y una progresiva contaminación del planeta. Ese progreso y ese bienestar no pueden estar basados en un modelo energético que se nutre principalmente de fuentes fósiles.

Existe una alternativa a ese modelo energético. En las últimas décadas se ha afianzado un nuevo modelo que ha tratado de primar las fuentes de energía renovables.

Algunas decisiones de la Unión Europea y los compromisos derivados de los acuerdos internacionales contra el cambio climático han supuesto que los objetivos centrales de la política energética comunitaria sean el ahorro energético, la reducción de los gases de efecto invernadero y fomentar el uso de la energía procedente de fuentes renovables.

Por su parte, el Estado español ha aprobado un marco legal para la producción de energía eléctrica en régimen especial basado en un sistema de las primas a las energías renovables. Sin embargo, esas propuestas que afianzan un modelo energético más sostenible han sufrido un controvertido recorte en los últimos años.

En Euskadi la estrategia energética de energías renovables no ha dado los frutos esperadoras. Según los datos del EVE (Ente Vasco de la Energía), en el año 2012 el consumo bruto de energía procedente de fuentes renovables alcanzó un 7,6%, cuando estaba previsto alcanzar un 12% en la estrategia energética de 2010. No se trata de buscar culpables. El excesivo uso y dependencia de las fuentes no renovables es responsabilidad compartida. La falta de un consenso social e institucional para desarrollar la energía eólica ha dado lugar a que su desarrollo se haya estancado.

Recientemente, desde el Ararteko hemos incidido en la necesidad de impulsar la planificación estratégica energética, promoviendo medidas de fomento efectivas de las energías renovables y de la energía eólica, que hagan posible el cumplimiento de los objetivos señalados en la Estrategia Energética de Euskadi 2020.

Por otra parte, la propuesta de desarrollo de la técnica de extracción de gas natural en nuestro subsuelo -conocida como fracking- ha generado controversia. En una resolución planteábamos la necesidad de un debate social y abierto en el que incluíamos un análisis sobre las políticas energéticas de ahorro y eficiencia energética, la reducción de gases con efecto invernadero y la consecución de una mayor cuota de energía procedente de fuentes de energía renovables.

Apelar al debate no debería ser una reivindicación retórica. Tampoco la participación ciudadana debería ser un mero formalismo más que cumplir. Estos procesos son una oportunidad para escuchar a una sociedad civil movilizada, atenta y creativa.

El impulso de un debate energético entre las múltiples administraciones, agentes sociales y plataformas ciudadanas es la clave para elaborar la mejor estrategia energética. Debemos esforzarnos en alcanzar una solución de consenso que resulte sostenible con el futuro del planeta y con nuestro actual estado de bienestar.

Vitoria-Gasteiz, 5 de junio de 2014