El impacto de la pandemia del covid-19 en los centros residenciales para personas mayores en euskadi

Estudio elaborado por el Ararteko El Ararteko analiza en este Estudio los factores más determinantes en los contagios en los centros, destaca los aprendizajes derivados de este periodo y reconoce el gran esfuerzo realizado por residentes, responsables y personas trabajadoras para preservar la salud y derechos de todas las personas.

Desde la irrupción del COVID-19 en marzo de 2020, el Ararteko ha venido realizando un seguimiento permanente de la evolución de la situación de los centros residenciales para personas mayores. En este tiempo (especialmente en los primeros meses de la pandemia), además, ha recibido un número significativo de quejas individuales relativas a diversas cuestiones relacionadas con la atención a las personas mayores en las residencias de la CAE y ha mantenido reuniones con agentes sociales, sindicales y patronales.

En este contexto, el Ararteko consideró conveniente realizar una investigación dirigida a analizar el impacto de la pandemia en las residencias para personas mayores de Euskadi y con el fin último de conocer mejor la posible asociación existente entre el riesgo de contagio o de fallecimiento y algunos factores relacionados con las características de las personas, de los establecimientos residenciales y del contexto en que estos se ubican. También ha permitido analizar las medidas de prevención adoptadas durante la crisis sanitaria y valorar cuáles han resultado más efectivas para preservar la salud y los derechos de las personas residentes.

Se trata del primer estudio realizado en Euskadi -y uno de los pocos análisis realizados en el marco del Estado- en el que se aplican unas metodologías estadísticas específicas a los datos individuales correspondientes a la práctica totalidad de las 20.000 personas usuarias de los centros residenciales vascos entre marzo de 2020 y enero de 2021.

El Ararteko ha dispuesto para ello de datos facilitados por el Departamento de Salud del Gobierno Vasco, así como de información aportada por las tres diputaciones forales y representantes de diversos centros residenciales. Alguna de las variables estudiadas, además, ha podido ser analizada a partir de la información recabada a través de un cuestionario dirigido a las residencias.

La investigación cuantitativa que soporta el Estudio del Ararteko recibió el informe favorable del Comité de Ética de la Investigación con medicamentos (CEI-m) de Euskadi.

Si bien a partir de enero de 2021 el contexto en el que se han producido los contagios y fallecimientos relacionados con el COVID-19 en los centros residenciales ha cambiado sustancialmente, sobre todo a raíz de la puesta en marcha del proceso de vacunación, las conclusiones extraídas pueden resultar de utilidad de cara a afrontar epidemias y pandemias futuras para las que, tal y como advierten diferentes organismos, apoyados en estudios científicos, deberíamos estar preparados.

Principales datos de la realidad estudiada:

- Desde las primeras semanas de marzo de 2020 hasta el 10 de enero de 2021, el 66,7% de los centros residenciales para personas mayores de Euskadi -esto es, 199 centros de un total de 299- ha tenido algún caso de COVID-19 y han fallecido durante ese periodo 938 personas usuarias con diagnóstico COVID-19.

- Dos de cada tres centros residenciales han registrado al menos un caso de COVID-19, con un porcentaje de personas residentes infectadas cercana al 25%.

- Las personas que viven en residencias para mayores representan el 5% de todas las personas contagiadas.

- Hasta el 10 de enero de 2021, el 47,5% de estos centros y el 70,9% de los que tenía algún caso hasta esa fecha, registró algún fallecimiento relacionado con la pandemia.

- Mayor resistencia de los centros frente al contagio en la segunda ola.

- El control de la pandemia ha exigido una respuesta global a todos los niveles para articular la cooperación de los sistemas de salud y de los servicios sociales con los centros residenciales, quienes han tenido la responsabilidad última de aplicar las medidas y establecer los medios necesarios para frenar la transmisión del virus y salvaguardar la seguridad de las personas residentes y trabajadoras.

- La cooperación de las personas trabajadoras de los centros y de las propias personas usuarias y de su entorno más próximo ha sido también imprescindible para la adecuada implantación de las medidas de prevención adoptadas.

Algunas de las lecciones aprendidas que se recogen en el Estudio:

- La incidencia de la pandemia en la zona de salud en la que se ubica el centro explica una parte del riesgo de contagio.

- La limitación en el acceso a los centros es otro factor relevante para el control de la pandemia.

- El riesgo de mortalidad se asocia fundamentalmente con las características personales de las y los residentes, siendo muy limitada la relevancia de los factores relacionados con el centro.

- Influencia de las características de los centros en el riesgo de contagio. Los centros, sus características y las medidas preventivas adoptadas fueron altamente relevantes para explicar el riesgo de contagio por COVID-19 entre las personas usuarias.

- No se aprecia influencia de la titularidad de los centros (pública o privada, mercantil o no) sobre el riesgo de contagios y/o mortalidad.

- Es fundamental disponer de datos homogéneos en todos los centros residenciales que permitan a la comunidad investigadora tener la información suficiente para realizar los oportunos estudios. Igualmente se han de mejorar los sistemas de información en el ámbito de los servicios sociales y su interoperabilidad.

- Hay que dotar a los centros residenciales de los planes de prevención y de riesgo de infecciones ajustadas a las características propias de cada centro para garantizar una mayor protección.

- La experiencia y aprendizajes adquiridos deben servir para procurar una mayor anticipación y disponibilidad de medios ante posibles riesgos futuros.

- Es urgente disponer de sistemas de evaluación de la calidad y de registro de la situación individual del conjunto de las personas residentes, así como de los procesos asistenciales de cada centro que permitan no sólo identificar los cambios en su situación personal sino, también, el impacto de la atención recibida sobre su calidad de vida.

- Es necesario reflexionar en torno al modelo arquitectónico y funcional de los centros a la luz de su influencia en el riesgo de contagios.

- Hay que estudiar la incidencia del procedimiento seguido para realizar las sustituciones del personal en el nivel de contagios.

- Necesidad de una mayor participación de los comités de ética en intervención social para proporcionar a los centros residenciales instrumentos precisos para poder afrontar los aspectos éticos fundamentales en el cuidado de la salud de las personas usuarias.

Vitoria-Gasteiz, 9 de noviembre de 2021


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