La Declaración de Reikiavik del Consejo de Europa, resultado de una cumbre simbólica

La tan esperada cuarta Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la historia del Consejo de Europa se celebró finalmente el pasado 16 y 17 de mayo en Reikiavik (Islandia). Como adelantábamos, el Consejo de Europa había impulsado la reunión de alto nivel para acordar un nuevo rumbo, tras la profunda convulsión que provocó la agresión de Rusia contra Ucrania, y la consiguiente salida (expulsión) de Rusia del Consejo de Europa. En este sentido, la Cumbre ha cumplido con un objetivo de orden más bien simbólico, si bien de reconocida importancia: escenificar la unidad entre los Estados miembros.

El resultado de la Cumbre es la adopción de la Declaración de Reikiavik, bajo el título “Unidos en torno a nuestros valores”. El documento expresa, en efecto, la unidad de los Estados miembros del Consejo de Europa ante la invasión rusa en Ucrania, y reafirma su compromiso profundo e inquebrantable con el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH) y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con el fin último de fortalecer los tres valores fundamentales del Consejo: los derechos humanos, el Estado de Derecho y la democracia. La Declaración, que incluye cinco apéndices, se estructura sobre cuatro prioridades:

  1. La primera es, sin duda, la de mostrar unidad contra la guerra rusa en Ucrania. El momento cumbre de esta escenificación fue el anuncio de la creación del “Registro de daños causados por la agresión de la Federación rusa contra Ucrania” a través de un Acuerdo Parcial Ampliado (Apéndice I de la Declaración y Resolución CM/Res(2023)3), como uno de los pocos resultados concretos y tangibles de la reunión. El registro aspira a ser el primer paso en la creación de un mecanismo integral internacional de reparación para las víctimas de violaciones de derechos humanos en la guerra de Ucrania, para lo que cuenta con la firma de 40 de los 46 Estados miembro del Consejo de Europa[1], de la Unión Europea, Canadá, Japón y Estados Unidos (estos últimos como miembros asociados). En lo que respecta la guerra de Ucrania, se incluye asimismo un apéndice sobre “La situación de las niñas y los niños de Ucrania” (Apéndice II).
  2. La segunda prioridad se refiere a los derechos humanos. Los Estados miembro acuerdan “redoblar” los esfuerzos para asumir en todo su alcance sus obligaciones derivadas del sistema del CEDH, lo que afecta singularmente a la ejecución de las decisiones del TEDH. La Declaración incorpora el apéndice “Volver a comprometerse con el Sistema de la convención como fundamento de la protección de los derechos humanos del Consejo de Europa” (Apéndice IV), para insistir en la importancia de que las decisiones finales del Tribunal se ejecuten en su totalidad, de forma efectiva y rápida, y asegurar la asignación de recursos suficientes destinados a la mejora del funcionamiento del Tribunal. Además, se recuerda a todos los poderes (judicial, legislativo y ejecutivo -tanto nacional como local-) su responsabilidad de acatar las decisiones del TEDH. Cabe destacar que los Estados asignan tanto a la Comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa como a las instituciones nacionales de derechos humanos el papel de supervisar este cumplimiento.
  3. El tercer pilar se centra en el Estado de Derecho, para lo que se garantiza elevar el perfil y fortalecer la Comisión de Venecia[2], dando mayor visibilidad e importancia a su Listado sobre Estado de Derecho y mejorando la aplicación de sus recomendaciones.
  4. Por último, ante el retroceso democrático indiscutible, la Declaración incorpora como apéndice los nuevos “Principios para la Democracia de Reikiavik” (Apéndice III), para poner en valor realmente y dar impulso a este pilar del Consejo de Europa al que tradicionalmente se le han dedicado menos recursos. Estos principios conciben la democracia más allá de la celebración de elecciones justas, abarcando, de manera amplia, la participación política y en la vida pública (en especial de las mujeres y las niñas); la independencia judicial; la libertad de prensa; la lucha contra la corrupción; y una sociedad civil fuerte.

Más allá de estas cuatro prioridades, existen otras cuestiones que destacan en lo referente a retos actuales y futuros, así como en materia de valores fundamentales del Consejo de Europa. La Declaración parece poner los derechos sociales al frente de la nueva visión para la organización, cuando subraya que la justicia social es crucial para la estabilidad democrática y la seguridad. En este sentido, los Estados miembros reafirman su compromiso total con la protección y la aplicación de los derechos sociales, a la luz del sistema de la Carta Social Europea, y plantean la posibilidad de organizar una Conferencia de Alto Nivel sobre la Carta Social Europea.

Por otro lado, el medio ambiente se asoma con papel protagonista, tal y como se concluye del apéndice “El Consejo de Europa y el medio ambiente” (Apéndice V). En él, se expresa el compromiso de fortalecer el trabajo sobre el medio ambiente con un enfoque de derechos humanos, partiendo del reconocimiento del derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible como un derecho humano (Recomendación CM/Rec(2022)20 sobre derechos humanos y la protección del medio ambiente), y a iniciar un nuevo proceso –“Proceso de Reikiavik”- para hacer del medio ambiente una prioridad visible de la organización.  El documento pone en valor la doctrina que vienen desarrollando el TEDH y el Comité Europeo de Derechos Sociales en materia de medio ambiente y derechos humanos, y resalta el papel de las instituciones nacionales de derechos humanos, así como de las ciudades, regiones y otras autoridades subnacionales en la protección del medio ambiente. 

Por último, la Declaración dedica un breve espacio a las nuevas tecnologías, para señalar tanto las oportunidades que crean, como para afirmar la necesidad de atenuar los riesgos de su uso para los derechos humanos, la democracia y el Estado de Derecho. A este respecto, se pone el acento sobre las nuevas formas de violencia contra las mujeres y personas vulnerables que generan y amplifican las nuevas tecnologías. El Consejo de Europa confirma así mismo su candidatura a liderar el desarrollo de estándares que garanticen la protección de los derechos humanos en la era digital, siendo la prioridad finalizar el Convenio Marco del Consejo de Europa sobre Inteligencia Artificial.

 


[1] Armenia, Azerbaiyán, Bosnia y Herzegovina, Hungría, Serbia y Turquía se opusieron al Acuerdo, pero no lo bloquearon.

[2] La Comisión del Consejo de Europa para la Democracia a través del Derecho - Comisión de Venecia es un organismo asesor del Consejo de Europa en asuntos constitucionales. La Comisión de Venecia ofrece asesoría legal a los Estados miembros sobre los estándares europeos y experiencias internacionales en materia de democracia, derechos humanos y el Estado de Derecho. Además, divulga y consolida la llamada herencia constitucional común.