Presentación del Informe Extraordinario del Ararteko "La transmisión de valores a menores"

Este informe analiza, principalmente, hasta qué punto las personas menores de edad de nuestra Comunidad asumen o no una serie de valores básicos, así como la fuerza o incidencia que tienen los diferentes agentes sociales en la transmisión o construcción de dichos valores.

La cuestión de los valores es, a juicio de la institución del Ararteko, capital. De hecho, ha sido estudiada ya en anteriores informes, especialmente en el que analizamos la convivencia y los conflictos en el sistema educativo (hecho público a finales del 2006) y en el reciente informe sobre víctimas del terrorismo. Aquí, se analiza de forma más sistemática, haciendo especial énfasis en una serie de valores clave: la aceptación de la diferencia, en función del sexo, el origen, la etnia, la discapacidad o la orientación sexual; el rechazo o aceptación de la violencia terrorista; el respeto y cuidado del medio ambiente... Valores esenciales para una sociedad cada vez más plural que sea respetuosa con los derechos de todas las personas y en la que se dé una convivencia pacífica.

En cuanto a los agentes de socialización o de transmisión de valores se han estudiado los clásicos (entorno familiar, entorno escolar, grupo de iguales) pero también otros que cada vez tienen una mayor fuerza, como los medios de comunicación o las nuevas tecnologías, de uso común y cada vez más extendido entre nuestros menores.

Se trata de un informe muy ambicioso en sus objetivos y en su metodología. Podríamos decir, incluso, que se trata de varios informes en uno, tanto por la variedad de temas abordados como por las edades estudiadas y por las fuentes de información. Así, el informe ha recogido y analizado de manera sistemática tres grupos de edad, que se corresponden con tres ciclos o etapas educativas: 8-10 años (2º ciclo de E. Primaria); 10-12 años (tercer ciclo de E. Primaria); 12-16 años (ESO), utilizando para ello tres cuestionarios ad hoc (ofrecidos como anexos) aplicados a una amplia muestra de 1.829 escolares. Se han recogido además las opiniones y propuestas, mediante grupos de discusión, de los/as propios/as adolescentes, de sus padres-madres, del profesorado o de otros profesionales de la educación. El informe explota la información obtenida en cada una de las edades de forma diferenciada, en capítulos o apartados independientes (Cfr. Segunda parte del informe, apdos. 1, 2 y 3).

En el análisis de los datos obtenidos mediante los cuestionarios se han utilizado diferentes variables: sexo; edad; origen; red educativa; territorio histórico; modelo lingüístico... Cuando estas variables han mostrado diferencias significativas en los resultados, se ofrecen los datos desglosados.

Pero es que además de los tres tramos de edad o de las variables consideradas, podemos decir que estamos ante varios informes por la cantidad y diversidad de la información que recoge. Información sobre:

- qué escala de valores y contravalores tienen;
- a qué agentes sociales atribuyen mayor o menor valor;
- qué prácticas tienen, por ejemplo, en el uso de las nuevas tecnologías;
- qué usos hacen de sus tiempos de ocio;
- qué grado de tolerancia o de intolerancia muestran ante determinadas diferencias;
- qué grado de compromiso mantienen con el medio ambiente;
- qué posición mantienen ante ETA y la utilización de la violencia, así como sobre la tortura y los malos tratos o los derechos de los presos

Cada una de estas cuestiones, en sí misma, podría dar pie a un informe con entidad propia. No resulta fácil, pues, señalar o destacar cuáles son, entre tantas cuestiones, aquellas que nos parecen más importantes o preocupantes. Creemos que, entre ellas y desde una perspectiva global, podemos destacar al menos las ocho siguientes:

1) La intolerancia a la diferencia

El respeto a todas las personas y la tolerancia a la diferencia ha querido ser la cuestión central de este informe. Según cuál sea el origen de tales diferencias, el informe muestra que los grados de tolerancia e intolerancia varían. También según el sexo de los-as menores: las chicas, en general, muestran un mayor grado de respeto y tolerancia. Sería necesario efectuar un seguimiento sobre la evolución de estas actitudes. Aquí, lo preocupante es que todavía hoy, a pesar de los pasos que se hayan podido dar en la buena dirección, siguen apreciándose notables muestras de intolerancia en forma de sexismo, racismo, xenofobia u homofobia. Queda, pues, todavía mucho por hacer en la aceptación del otro diferente, algo esencial en una sociedad cada vez más plural.

2) La extensión de algunas conductas o comportamientos poco respetuosos con los derechos

Nos referimos, por ejemplo, a la aceptación social o al uso extendido del castigo físico (la bofetada como posible instrumento de corrección de conductas) o a la aceptación y uso de la violencia como una forma de resolver los conflictos, tanto entre la convivencia entre iguales como en los problemas sociales o políticos.

3) Algunas evoluciones negativas con la edad

Lo lógico sería esperar que a mayor edad, mayor asentamiento de valores esenciales, mayor responsabilización, mayor respeto... El informe muestra que no siempre es así, incluso en cuestiones muy concretas como la implicación en las tareas propias del ámbito familiar o en la lectura (cuanto más mayores, menos libros leen).

 

4) La existencia de familias que no cumplen con su función educadora

Si algo muestra este informe con absoluta claridad es el peso que la familia tiene en la transmisión de valores. Un peso no igualado por ningún otro agente social. De ahí que resulte muy preocupante comprobar que bastantes familias no cumplen, por diferentes motivos (falta de tiempo; falta de competencias; mal ejemplo; asunción y transmisión de contravalores¿), con su función educadora.

5) Los usos abusivos o perniciosos de las nuevas tecnologías y medios de comunicación

Seguramente esta cuestión tendrá que ser objeto de posteriores informes, centrados específicamente en ella. Entre otras razones, porque va variando de forma rápida y constante. Pero, aunque en este informe haya sido estudiada casi de modo colateral, disponemos ya de muchos datos sobre usos y abusos de las TIC (en concreto de la televisión, los videojuegos, Internet, teléfono móvil) por parte de los-as menores que son claramente perniciosos para su desarrollo: utilización durante tiempos excesivos; sin ningún control o con apenas control parental; con prácticas de riesgo (dar datos personales, quedar con desconocidos, acosar o ser acosado en la red...); consumos de videojuegos sexistas o violentos (especialmente en los chicos); horarios ante la televisión excesivos y que son motivo de discusión...

6) El limitado papel que le corresponde en esto a la escuela

Todos los datos muestran que el papel de la escuela en la transmisión de valores es limitado, lo cual no quiere decir que no tenga su importancia. Esto, en sí mismo, no sería un dato preocupante sino una constatación. Lo preocupante es que, siendo esto así, sigamos descargando sobre ella toda la tarea de educar y descuidemos nuestra atención sobre otros agentes, tanto o más importantes que ella, como la familia o las nuevas tecnologías y medios de comunicación. Aunque sólo sea por coherencia: por no desmontar uno el trabajo de construcción que haga el otro.

7) La extensión y peso de determinados contravalores

En las escalas de valores aquí consideradas priman, sobre todo, los valores materialistas, ligados muchas veces al consumo y las modas.

Se trata, evidentemente, de valores y contravalores que forman parte del clima social, no exclusivos ni creados por los menores, pero esto no reduce la preocupación.

8) Las actitudes de algunos adolescentes ante ETA

Esta cuestión fue adelantada y tratada específicamente en el reciente informe del Ararteko sobre la


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